viernes, 24 de septiembre de 2010

LA SOLEDAD DE DON BAMBAS


Pues sí señor/a… que seguro que hay quien dice que no estaba solo… pues sí, tal que la una… y si se me fuerza: de la madrugada.

Porque vamos a ver: DON BAMBAS se dice: “Ahora sí; ahora sí que voy a epatar al personal con este bolo de lujazo, para el que tengo el apoyo, nada más y nada menos, que de la señora Hada Madrina y la compaña, que no es manca”. Pero al parecer, la señora referida arriba no estaba para “salacadula-chachocamula-bibidi-badivi…bu” ni para cualquier otro feérico encantamiento. Vamos que mientras nuestro protagonista –amante de la sabiduría, para mayor precisión- largaba su consabida letanía, la susodicha miraba indolente, en dirección contraria, como si lloviese. Pero, he aquí, que en el cambio de amante de la sabiduría, la actitud también ha cambiado y mirándole asentía de tal manera con la cabeza, que entre el respetable hay quien sí cree haber escuchado el “salacadula-chachocamula-bibidi-badivi…bu”. Fácil de entender esa actitud, por otra parte, porque a la altura que estamos, un auditorio de unas sesenta personas en el mejor momento, no es como para echar cohetes, teniendo en cuenta que las hadas madrinas siempre suelen ser seguidas por mucho personal… que, por cierto, ¿dónde estaría?

Lo dicho, que estamos en la época de lo virtual y a veces podemos percibir seres que, en realidad, estaban en otra parte.

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